OPINIÓN & CULTURA/ LA “EMPANADA” DE LA POLICÍA
Por: Luis F. Ospino
En la jerga de la albañilería se le dice “empanada” a toda aquella construcción mal hecha, deforme, que no reúne las condiciones de calidad y de planificación en el desarrollo de una obra. Igual término podemos acotar para describir lo que hoy en día está ocurriendo con el Código de Policía, ¿acaso quedó mal redactado? ¿Es un código para un país altamente cultural y disciplinado garante de cumplir las normas y las leyes, sin buscarles atajo? Y de esa enmienda que se le hizo al Código hace más de dos años pueden resultar ciento de preguntas más relacionadas con lo sucedido con los jóvenes que sin más compraron una simple y provocativa empanada en la calle capitalina y fueron multados con 800 mil pesos. Pero la verdad es que las benditas redes, el Face y el whatsapp haciendo un muy bien mal uso pueden llegar a convertirse en una onda explosiva de poder popular mal enfocado. Primero partiendo del que publica lo hace a su conveniencia de lo que quiere mostrar, edita y listo y el que lo comparte lo hace sin analizar a fondo hasta donde lo compartido es del todo cierto. Resulta que la zona donde fueron multados los jóvenes había sido en tutelada por residentes del sector haciendo uso de su derecho a la libre movilidad y al respeto del espacio público amparada en el código y en la Constitución Nacional y por la Corte de Justicia. ¿Quién violaba la ley? ¿Los vendedores, los compradores, la policía? Definitivamente los vendedores que ocupaban un espacio ilícito para realizar su trabajo, los jóvenes también la violaron, y es lo que no muestra el video, porque habían sido notificados que al comprar estaban incentivando la permanencia de esos vendedores en el lugar y por ende había ya una orden judicial que debía hacer cumplir el policía.
Una situación que se repite en todas las ciudades y municipios del país, una lucha constante por lo que se puede llamar el derecho al trabajo y al sustento pero también al goce de un espacio público libre donde los derechos se garanticen y se cumplan como lo exige la ley. El títere, el payaso, el malo del paseo, es el policía; por acción u omisión; reconociendo que en el fondo faltó mucha socialización del Código de Policía tanto para ciudadanos como para la misma instrucción policial de cuándo proceder, cuando callar y cuando hacerse los “maricas” para no convertirse en los hazmerreír de una situación donde todos son culpables.
Si bien el Código de Policía en su artículo 140 numeral 6 que es el de la controversia, donde quiere combatir es a las bandas mafiosas que explotan el espacio público y con ello a los que se rebuscan diariamente, y de la cual no hay resultados en captura y mucho menos en sanciones, entonces hay sí hay que pedirles explicación a los comandantes y alcaldes que se han hecho los oídos sordos con el acoso que viven los vendedores con esa extorsión que se llaman presta diarios, la cuota del puesto y otras arandelas ilícitas que se ven diariamente por las calles de Colombia.
Si lo de la controversia por comer en la vía pública fue un escándalo para callar otro escándalo como Hidroituango, o lo del Fiscal en un país de emociones efímeras, le quedó una de esas “empanadas” mal construida a la policía.
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